SU HISTORIA

DATOS HISTORICOS DE LA IMAGEN DE JESÚS DE LOS AFLIGIDOS

Los documentos más antiguos que se poseen acerca de la historia de esta imagen están relacionados con su presencia en el convento de San Francisco, especialmente los referidos a la Orden Tercera, residente en el mismo y al vía crucis citado. La revitalización de dicha Orden seglar se manifestó, sobre todo, en la construcción de una “nueva, amplia y suntuosísima capilla” de planta cuadrada y cubierta de cúpula rebajada sobre pechinas (una de las más grandes de la iglesia franciscana) tras la venta de la anterior a D. Juan de Araníbar según escritura fechada el 5 de agosto de 1673. El cambio se debió a sus dimensiones, demasiado reducidas para el elevado número de hermanos y fieles que concurrían a los cultos celebrados en ella. En esta nueva, situada en la cabecera de la nave de la Epístola, permanecerá la Orden y la imagen del Señor de los Afligidos hasta la extinción de aquélla.



Por esta época también inauguraron los Terceros la estación de la via sacra los viernes de cuaresma y la madrugada del viernes santo con gran solemnidad. Al menos desde mediados del siglo XVII consta la existencia en El Puerto de un vía crucis con Jesús de los Afligidos organizado por la “Hermandad de la venerable Orden Tercera de San Francisco de la Observancia y Jesús”, con sede en el convento franciscano y con progresivo arraigo en la ciudad.

Por entonces,  D. Tomás de la Cerda, futuro virrey de Nueva España y Capitán General hasta su muerte (1692) era un gran benefactor del convento y ministro de la Orden Tercera. La importancia de este personaje fue crucial para la ciudad y los referidos convento y orden, pues debemos recordar que, además de los títulos citados, era hijo y hermano de los Duques de Medinaceli y estaba emparentado con la nobleza también como consorte. Con esta personalidad se inicia una época de gran esplendor gracias a sus donaciones y a las de otros notables personajes del momento que se convertirían en hermanos de dicha institución penitencial buscando notoriedad o por sentida devoción. Así lo demuestra la adquisición de una capilla más amplia de la que poseía esta institución en la iglesia del convento de San Francisco de El Puerto. No sería muy aventurado suponer que a su vuelta de México Tomás de la Cerda o su esposa donaran la imagen traída de algún taller guatemalteco afamado.

Pero no será hasta 1692 cuando se mencione ésta en los libros parroquiales, lo cual se explica por la exención de pagar derechos a la parroquia dado que antes de esa fecha las cofradías que hacían estación de penitencia no portaban cruz parroquial ni contaban con la asistencia de beneficiados. Sí tenemos, en cambio, otros documentos que guardan especial interés, los relacionados con fundaciones piadosas y encargos de misas en el altar de esta imagen que aparecen especialmente en los testamentos, lo cual viene  a confirmar la devoción que se profesaba a la misma. Uno de los más significativos conservados es una disposición testamentaria de doña Isabel Páez, fechada en el 11 de noviembre de 1695, donde ya se aludía a nuestra imagen.

Otro documento histórico de gran interés relacionado con la devoción que suscitaba es un epigrama latino publicado en Cádiz en 1699 con el nombre de “Iesus, titulo de los Afligidos, colocatur in Conuentu S. Francisci de Asis”. Su autor, Diego Tenorio de León, fue un médico y humanista sanluqueño (1637-1731) que residió temporalmente en El Puerto de Santa María junto con su familia y donde probablemente mantuvo relaciones con la Orden Tercera de ese convento. Seguramente, al frecuentar su capilla, la impresión que le produciría tan devota imagen le llevaría a publicar dicho epigrama. De su contenido nos interesan las alusiones a la imagen, sobre todo la frase que lo relaciona con una referencia cronológica velada expresando la concesión del deseo de venerarla en el templo franciscano: “Alégrate convento de Francisco; ya la preocupación de los tuyos, al acogerlo como huésped, tiene todo lo que deseaba”. El poema debió escribirse, pues, varios años después de la fecha de construcción de la nueva capilla de los Terceros (a partir de 1673) y antes de su publicación (1699).